Erase que se era una chica llamada Argiñe Urrutia, originaria de Sevilla, que bajo la marca ARTX hacía unas joyas de cartón coloridas y originales.
Un día conoció a un chico con manos de oro que se llamaba Rupi, se fueron a Italia y decidieron engendrar al Piccolo Vincezo.
Y de ahí una combinación de cartón y dibujos, de joyas e ilustraciones, instalaciones instalables en salas de exposiciones, en orejas y cuellos…
Interesante proyecto difícil de calificar pero lleno de creatividad y de color. En Italia la joyería contemporánea se considera arte y se expone en Galerías, aquí aún nos queda un largo camino por recorrer para llegar a este tipo de consideraciones.
Y con esto y con un bizcocho de chocolate que acabo de hacer os dejo hasta mañana a las cinco mis queridas mujeriñas.
Que bonitos! Parecen muy mecánicos, ruedas y engranajes, pero llenos de color. ¡Cuantas cosas nos quedan por aprender!
Fins demá!
By: fraublauv on 12 octubre 2009
at 20:42